El 15 de Noviembre de 1922, fueron asesinadas cerca de 1000 personas en la ciudad de Guayaquil por exigir sus derechos, por luchar por una vida digna. Sus cadáveres llenos de plomo fueron enterrados en fosas comunes, las cuales hasta el día de hoy no han sido encontradas, y sin encontrar satisfacción en aquello, los hijos de Marte abrieron sus vientres para que no flotasen al ser lanzados al río Guayas.
El 15 de Noviembre de 1922, la bandera negra y roja flameó por lo alto, escupió en la cara a la clase que la despreciaba, combatió con uñas y dientes, se armó de valor, sus fusiles fueron sus periódicos, sus balas las letras que temerariamente apuntaban al poder burgués.
El 15 de Noviembre de 1922, la bandera negra y roja, fue la madre santa que cubrió los bellos cadáveres de aquellos proletarios, hombres, mujeres, niños, ancianos.
El 15 de Noviembre de 1922, esa misma bandera se prometió volver a flamear como aquel día a las 3 de la tarde, solo que la próxima ocasión, esta bandera y estos colores, brillarán sobre las cenizas y los cadáveres de la sociedad burguesa. Y esa promesa, por esa sangre, por esas lágrimas, por ese titánico esfuerzo, aún encuentra eco en los valerosos corazones de los jóvenes revolucionarios anarquistas.
El 15 de Noviembre de 1922, la bandera negra y roja flameó por lo alto, escupió en la cara a la clase que la despreciaba, combatió con uñas y dientes, se armó de valor, sus fusiles fueron sus periódicos, sus balas las letras que temerariamente apuntaban al poder burgués.
El 15 de Noviembre de 1922, la bandera negra y roja, fue la madre santa que cubrió los bellos cadáveres de aquellos proletarios, hombres, mujeres, niños, ancianos.
El 15 de Noviembre de 1922, esa misma bandera se prometió volver a flamear como aquel día a las 3 de la tarde, solo que la próxima ocasión, esta bandera y estos colores, brillarán sobre las cenizas y los cadáveres de la sociedad burguesa. Y esa promesa, por esa sangre, por esas lágrimas, por ese titánico esfuerzo, aún encuentra eco en los valerosos corazones de los jóvenes revolucionarios anarquistas.
Hacia la fundación de la Federación de Trabajadores Regional del Ecuador (FTRE); primera central sindical revolucionaria del país.
La Revolución Liberal en 1895, haría que el país ingrese de una vez por todas en el Capitalismo. A su vez, el pequeño proceso de industrialización que vivió Ecuador en aquella época, comenzará a formar a la clase obrera. Es en este proceso, donde se crearán las primeras sociedades de socorro y auxilio a finales del siglo XIX y comienzos del XX, estas sociedades se caracterizarán por ser mutuales, sin una visión de lucha de clase, y de carácter meramente gremialista.
Con la separación de la Iglesia del Estado, se creó la necesidad de crear nuevas instituciones de carácter laico, lo que conllevará a una ruptura en todos los aspectos de la vida del país, es decir, creación de instituciones que estuviesen por fuera de las garras eclesiásticas. Es de esta forma en que el Liberalismo propugnó la creación de organizaciones obreras curiosamente afiliadas al Partido Liberal.
Una de estas organizaciones obreras fue la Confederación Obrera del Guayas (COG), fundada por el cubano Miguel Albuquerque y Vives en 1905. La COG, poco a poco, se irá descomponiendo y dejando de lado la lucha por los intereses de sus afiliados, hasta el punto de llegar a ser una central sindical anti popular, afiliada al liberalismo y a los grupos de poder de la época.
"En 1920 la Confederación albergaría a 14 sociedades, y constituyó la más importante manifestación del sindicalismo vinculada al partido liberal. Pese a que la COG fue progresivamente identificándose con los dueños de los grandes bancos porteños (en 1922 será patente este hecho), en su primera época su actividad fue decisiva importancia para la defensa de los derechos de las clases trabajadoras."
Con la separación de la Iglesia del Estado, se creó la necesidad de crear nuevas instituciones de carácter laico, lo que conllevará a una ruptura en todos los aspectos de la vida del país, es decir, creación de instituciones que estuviesen por fuera de las garras eclesiásticas. Es de esta forma en que el Liberalismo propugnó la creación de organizaciones obreras curiosamente afiliadas al Partido Liberal.
Una de estas organizaciones obreras fue la Confederación Obrera del Guayas (COG), fundada por el cubano Miguel Albuquerque y Vives en 1905. La COG, poco a poco, se irá descomponiendo y dejando de lado la lucha por los intereses de sus afiliados, hasta el punto de llegar a ser una central sindical anti popular, afiliada al liberalismo y a los grupos de poder de la época.
"En 1920 la Confederación albergaría a 14 sociedades, y constituyó la más importante manifestación del sindicalismo vinculada al partido liberal. Pese a que la COG fue progresivamente identificándose con los dueños de los grandes bancos porteños (en 1922 será patente este hecho), en su primera época su actividad fue decisiva importancia para la defensa de los derechos de las clases trabajadoras."
La burguesía también se irá conformando a la par, desplazaría a los sectores de la Sierra como protagonistas principales, levantaría el Liberalismo como bandera de lucha política, destacándose en su influencia en el seno del Partido Liberal, en donde se presentan dos alas, una llamada civilista y otra extremista, en ambos casos, las dos aportarían con dinero a las campañas revolucionarias.
Con la presencia de grupos anarquistas[5] desde finales del siglo XIX en el interior del naciente movimiento obrero, se comienza a agitar dentro de las organizaciones mutuales, con lo que los anarquistas se adentran en una dura tarea, desplazar el mutualismo por un sindicalismo de combate, clasista y revolucionario.
Es dentro de la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros Tomás Briones[6], donde los anarquistas comienzan a ganar terreno, presentándose los cacahueros como el sector de avanzada del proletariado porteño, será ellos, quienes pongan la primera piedra en la barricada contra el capitalismo.
"Con el sugestivo nombre de “SOCIEDAD COSMOPOLITA DE CACAHUEROS “TOMAS BRIONES”; esta Entidad gremial se ha destacado por su aguerrida lealtad clasista en todo conflicto que ha sido menester la acción heroica y denodada de la solidaridad efectiva, de la protesta insurreccional, contra la intemperancia y la soberbia patronal que siempre recibió el auspicio de los jueces venales al servicio de los poderosos."
"(…) la producción de la renta cacaotera fue la instancia donde surgió una nueva clase terrateniente (distinta a la serrana en algunos sentidos) y un campesinado (la despoblada región costanera fue poblándose poco a poco con la mano de obra serrana inmigrante. Este proceso permitió la creación de un pequeño pero expansivo mercado local, una pequeña burguesía (…), un núcleo primitivo de proletariado manufacturero, y sobre todo aquellas clases que ponen en circulación capital en sus vertientes: comercial (…) y el financiero."
Incluso, el mismo Floresmilo Romero Paredes, militante del a futuro Partido Comunista, reconoce la labor de los anarquistas en el sindicato cacaotero. "(…) se hablaba de un grupo de anarquistas que funcionaba en la sociedad de Cacahueros. Conocí a los dirigentes: eran un Daniel González, un tal compañero Muriel, un tal compañero Concha, un tal compañero Peralta, un Narciso Veliz. Etc. Doy a conocer a los más sobresalientes".
Los anarquistas se abrían paso mediante la tenaz difusión de sus ideas, en las calles de Guayaquil se voceaba El Proletario, Tribuna Obrera, El Cacahuero, La Bandera Roja, La Acción, el Centro Gremial Sindicalista, el grupo Verbo y Acción, el Hambriento, etc.
Luis Maldonado Estrada, quién también fundaría el Partido Socialista en 1926, militaría en las primeras organizaciones anarquistas, sobre la actividad militante de nuestros compañeros, señala lo siguiente:
"Para obtener resultados provechosos los activistas fuimos a vivir en los barrios industriales y obreros como el Astillero, la Quinta Pareja, verdaderos reductos a los cuales no entraba ni la policía. (…) Con la ayuda de los universitarios, que crearon las universidades populares, preparamos elementos organizadores mediante cursos rápidos, ya que el fervor de la organización no daba tregua, y había que responder a los requerimientos de las masas. El núcleo fue ampliándose considerablemente. Contábamos con gremios ya organizados, instituciones como la Sociedad de Cacahueros, la Sociedad de Carpinteros, la Asociación de Empleados., que nos ofrecían su generosa ayuda y colaboración (locales por ejemplo), eran valiosísimos para la organización."
La Sociedad Cosmopolita de Cacahueros Tomás Briones el 26 de abril de 1922 se desafila de la COG, ya que "su sistema de organización embrionario y deficiente no permite la acción reivindicativa, ni reúne las condiciones necesarias para la emancipación del Proletariado –tal como lo declaró en el Congreso Obrero de 1920- no responden en modo alguno a las necesidades, exigencias y aspiraciones futuristas del Proletariado que, actuando en un plano social más elevado requiere, consecuentemente, Instituciones de principios más elevados, mas compatibles con el espíritu del siglo."
Los cacahueros asumen la Vanguardia en la organización de la FTRE, el día 21 de Agosto de 1922, llama a las demás organizaciones y gremios de trabajadores a forjar la unidad en base al Anarco Sindicalismo, principal tendencia revolucionaria en ese momento en la clase trabajadora ecuatoriana. En su circular, en la parte de Principios y Finalidades, se nota efectivamente como cita Páez, la cual es una copia del Programa Anárquico (Bologna 1920) redactado por Malatesta.
"QUEREMOS abolir radicalmente el dominio y la explotación del hombre por el hombre; QUEREMOS que los hombres hermanados por una solidaridad consiente y decidida cooperen todos voluntariamente en el bienestar de todos; QUEREMOS que la Sociedad humana se constituya con el fin de suministrar a todos los seres humanos, los medios de alcanzar el máximo bienestar posible, tanto moral como material; QUEREMOS para todos: PAN, LIBERTAD, AMOR Y CIENCIA
Incluso, el mismo Floresmilo Romero Paredes, militante del a futuro Partido Comunista, reconoce la labor de los anarquistas en el sindicato cacaotero. "(…) se hablaba de un grupo de anarquistas que funcionaba en la sociedad de Cacahueros. Conocí a los dirigentes: eran un Daniel González, un tal compañero Muriel, un tal compañero Concha, un tal compañero Peralta, un Narciso Veliz. Etc. Doy a conocer a los más sobresalientes".
Los anarquistas se abrían paso mediante la tenaz difusión de sus ideas, en las calles de Guayaquil se voceaba El Proletario, Tribuna Obrera, El Cacahuero, La Bandera Roja, La Acción, el Centro Gremial Sindicalista, el grupo Verbo y Acción, el Hambriento, etc.
Luis Maldonado Estrada, quién también fundaría el Partido Socialista en 1926, militaría en las primeras organizaciones anarquistas, sobre la actividad militante de nuestros compañeros, señala lo siguiente:
"Para obtener resultados provechosos los activistas fuimos a vivir en los barrios industriales y obreros como el Astillero, la Quinta Pareja, verdaderos reductos a los cuales no entraba ni la policía. (…) Con la ayuda de los universitarios, que crearon las universidades populares, preparamos elementos organizadores mediante cursos rápidos, ya que el fervor de la organización no daba tregua, y había que responder a los requerimientos de las masas. El núcleo fue ampliándose considerablemente. Contábamos con gremios ya organizados, instituciones como la Sociedad de Cacahueros, la Sociedad de Carpinteros, la Asociación de Empleados., que nos ofrecían su generosa ayuda y colaboración (locales por ejemplo), eran valiosísimos para la organización."
La Sociedad Cosmopolita de Cacahueros Tomás Briones el 26 de abril de 1922 se desafila de la COG, ya que "su sistema de organización embrionario y deficiente no permite la acción reivindicativa, ni reúne las condiciones necesarias para la emancipación del Proletariado –tal como lo declaró en el Congreso Obrero de 1920- no responden en modo alguno a las necesidades, exigencias y aspiraciones futuristas del Proletariado que, actuando en un plano social más elevado requiere, consecuentemente, Instituciones de principios más elevados, mas compatibles con el espíritu del siglo."
Los cacahueros asumen la Vanguardia en la organización de la FTRE, el día 21 de Agosto de 1922, llama a las demás organizaciones y gremios de trabajadores a forjar la unidad en base al Anarco Sindicalismo, principal tendencia revolucionaria en ese momento en la clase trabajadora ecuatoriana. En su circular, en la parte de Principios y Finalidades, se nota efectivamente como cita Páez, la cual es una copia del Programa Anárquico (Bologna 1920) redactado por Malatesta.
"QUEREMOS abolir radicalmente el dominio y la explotación del hombre por el hombre; QUEREMOS que los hombres hermanados por una solidaridad consiente y decidida cooperen todos voluntariamente en el bienestar de todos; QUEREMOS que la Sociedad humana se constituya con el fin de suministrar a todos los seres humanos, los medios de alcanzar el máximo bienestar posible, tanto moral como material; QUEREMOS para todos: PAN, LIBERTAD, AMOR Y CIENCIA
El camino luctuoso a ser recorrido por la clase revolucionaria ecuatoriana esta trazado. El 15 de Octubre de 1922, la FTRE se constituye con una base de 12 organizaciones, que a posterior serían 36. Su misión fue sobrepasar el mutualismo y la lucha gremial, tomar al sindicato como medio de la sociedad futura y dotarle de una visión de avanzada.
"(…) la Federación Regional de Trabajadores era una organización de lucha de clases; no organizaba para la ayuda entre obreros (…) Era el frente de lucha contra la oligarquía. (…). Y es por eso que al acercarse el 15 de Noviembre, la FTRE se convierte en una fuerza avasalladora, incontenible. Asambleas multitudinarias se hacían en el salón grande de la Sociedad de cacahueros que era insuficiente para contener a tanta gente."
"(…) la Federación Regional de Trabajadores era una organización de lucha de clases; no organizaba para la ayuda entre obreros (…) Era el frente de lucha contra la oligarquía. (…). Y es por eso que al acercarse el 15 de Noviembre, la FTRE se convierte en una fuerza avasalladora, incontenible. Asambleas multitudinarias se hacían en el salón grande de la Sociedad de cacahueros que era insuficiente para contener a tanta gente."
"Con la solemnidad debida, tuvo su instalación inaugural el 12 de Septiembre, a las 9 de la noche en el local de la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros Tomás Briones, la primera sesión de la junta preparatoria de la Federación de Trabajadores Regional del Ecuatoriana (…) ¡Bien por los entusiastas y dignos compañeros, que saben ya que la “unión” es la fuerza del trabajador contra sus verdugos!"
Apenas constituida la FTRE el 15 de octubre de 1922, el 19 del mismo mes los trabajadores del ferrocarril de Durán se declaran en huelga. La falta de seguridad para el trabajador de aquella época, tanto en lo económico, la salud y demás, era pan de cada día. Cabe resaltar que este movimiento huelguístico tendrá importantísima repercusión en las huelgas que comenzarán el 7 de noviembre en Guayaquil y terminarán con el fatídico día 15.
Los anarco-sindicalistas nucleados ya en la flamante Federación, extienden su solidaridad clasista a este hecho, envían una delegación hacia Durán y publican los hechos del conflicto ferroviario en las grandes hojas de sus periódicos.
"Nosotros aconsejamos, los pequeños grupos anarco-sindicalistas en que estábamos organizados, les aconsejamos en primer lugar ver el aspecto legal de la cuestión, para lo cual sugerimos a los doctores José Vicente Trujillo y Carlos Puig Vilazar, dos abogados, el uno de Esmeraldas y el otro de Guayaquil, a fin de que ellos les asesoren a estos compañeros para que puedan acertar. (…) Producida la huelga hubo manifestaciones de solidaridad en Guayaquil, hubo grandes contingentes de delegados obreros de los centros anarco-sindicalistas, que fueron a Durán a apoyar con su presencia a los obreros y naturalmente la cosa resultó favorable para los ferroviarios."[18]
La lucha huelguística sería contra la Guayaquil and Quito Raiway C, y la prepotencia de su gerente, J.C. Dobbie. El Gobierno central, apoyaría de forma directa la prepotencia del gringo Dobbie, enviando grandes contingentes de rompe huelgas y elementos armados, en reacción a esto, se han creado dos versiones fantásticas sobre el comportamiento disciplinado y combativo de los huelguistas.
Se dice que una mujer con sus pequeños hijos se acostaron en plena vía férrea para impedir el paso de los esquiroles y los militares, y también se mencionará que los trabajadores en general se acostaron a lo largo de la vía, desplegando una gran bandera tricolor que calmó la sed de sangre de la soldadesca.
Los anarco-sindicalistas nucleados ya en la flamante Federación, extienden su solidaridad clasista a este hecho, envían una delegación hacia Durán y publican los hechos del conflicto ferroviario en las grandes hojas de sus periódicos.
"Nosotros aconsejamos, los pequeños grupos anarco-sindicalistas en que estábamos organizados, les aconsejamos en primer lugar ver el aspecto legal de la cuestión, para lo cual sugerimos a los doctores José Vicente Trujillo y Carlos Puig Vilazar, dos abogados, el uno de Esmeraldas y el otro de Guayaquil, a fin de que ellos les asesoren a estos compañeros para que puedan acertar. (…) Producida la huelga hubo manifestaciones de solidaridad en Guayaquil, hubo grandes contingentes de delegados obreros de los centros anarco-sindicalistas, que fueron a Durán a apoyar con su presencia a los obreros y naturalmente la cosa resultó favorable para los ferroviarios."[18]
La lucha huelguística sería contra la Guayaquil and Quito Raiway C, y la prepotencia de su gerente, J.C. Dobbie. El Gobierno central, apoyaría de forma directa la prepotencia del gringo Dobbie, enviando grandes contingentes de rompe huelgas y elementos armados, en reacción a esto, se han creado dos versiones fantásticas sobre el comportamiento disciplinado y combativo de los huelguistas.
Se dice que una mujer con sus pequeños hijos se acostaron en plena vía férrea para impedir el paso de los esquiroles y los militares, y también se mencionará que los trabajadores en general se acostaron a lo largo de la vía, desplegando una gran bandera tricolor que calmó la sed de sangre de la soldadesca.
"El 26 de octubre, el conflicto ferroviario finaliza, aparentemente se ponía en término el conflicto entre los trabajadores del Ferrocarril y el Gerente General de la Compañía, -en- no obstante las arduas discusiones, (…) quedó flotando siempre un ambiente de desconfianzas y dudas, (…) dando por resultado el peligro de un nuevo conflicto que habría de poner en marcha la siniestra amenaza del empleo de la fuerza pública, que ya estaba concentrada en torno a los obreros en huelga."
De la huelga de los carros urbanos y eléctricos a la masacre del 15 de noviembre.
Con la noticia de la victoria de los trabajadores de Durán, en Guayaquil se organiza un movimiento huelguístico de grandes proporciones, los trabajadores de los carros urbanos de la ciudad paralizan sus actividades el 7 de noviembre, posteriormente los de la empresa eléctrica también se suman a los reclamos y reivindicaciones justas: cumplimiento de las 8 horas de trabajo, mejora salarial, aviso en caso de despido con 30 días de anticipación, etc.
La FTRE, en la reunión del día 7 de noviembre, propugnaría por la creación de la Gran Asamblea de Trabajadores (GAT), quien conjuntamente con los sectores en lucha redactarían un pliego de peticiones, las mismas que serían rechazadas por el poder burgués, obligando a los trabajadores a radicalizar su protesta redentora. Los enemigos de la clase trabajadora una vez más hacían galanteo de sus formas militaristas, represivas e insultantes hacia el pueblo, por lo tanto es a estas a quienes se debe el inmenso derramamiento de sangre proletaria
"Quedó constancia ante la historia y ante la República este hecho: fueron las empresas capitalistas las que lo precipitaron; sobre ellos debe recaer, en consecuencia, toda la enorme responsabilidad de los sucesos que muy pronto se sucedieron."
La FTRE, en la reunión del día 7 de noviembre, propugnaría por la creación de la Gran Asamblea de Trabajadores (GAT), quien conjuntamente con los sectores en lucha redactarían un pliego de peticiones, las mismas que serían rechazadas por el poder burgués, obligando a los trabajadores a radicalizar su protesta redentora. Los enemigos de la clase trabajadora una vez más hacían galanteo de sus formas militaristas, represivas e insultantes hacia el pueblo, por lo tanto es a estas a quienes se debe el inmenso derramamiento de sangre proletaria
"Quedó constancia ante la historia y ante la República este hecho: fueron las empresas capitalistas las que lo precipitaron; sobre ellos debe recaer, en consecuencia, toda la enorme responsabilidad de los sucesos que muy pronto se sucedieron."
Guayaquil, 13 de noviembre de 1922."[24]
Los ánimos ya caldeados entre los obreros porteños, exigían una salida pronta y que beneficie al pueblo en general. Lamentablemente, una economía mono exportadora como la de nuestro país, siempre ha acarreado problemas en general. Para la época, el cacao era su principal producto de exportación, cuyos mercados de primer orden europeos y norteamericanos eran el destino principal de los grandes cargamentos que salían del puerto. Es así como se inició una industria cacaotera, que aglutinaba a un sin número de trabajadora, principalmente migrados de la Sierra. Con la 1era Guerra Mundial, el precio de cacao se vino al suelo, el dólar machacó al sucre por las malas jugadas de los burgueses agro exportadores y casas bancarias de la época. La producción de cacao doblada, terminó por producir un excedente que difícilmente se podía comercializar en aquellos mercados, además de los durísimos golpes que la economía mundial había sufrido, haría que los principales importadores de nuestro cacao comienzan a sembrar el suyo –en el caso de Inglaterra- o a comprarlo a otros precio. A esto acompaña el aparecimiento de diferentes plagas que diezmaron los sembríos cacaoteros, las plagas conocidas como “La Monilla” o “La Escoba de Bruja”, repercutieron en el marco de la economía nacional.
En vista de esto, se comenzó a producir otros productos para importación, muchos de los cuales –como el arroz, azúcar- no habían formado del todo la idea de un proceso de exportación. Aquí de cierta forma podemos ver como la producción nacional, incluso en aquel tiempo –con mayor razón en la actualidad- no podía satisfacer las demandas del mercado interno, cuyos productos a partir de la llamada “crisis cacaotera” sufrieron un incremente de grandísimas proporciones, encareciendo aún más la vida de la clase trabajadora, a la que en este proceso reemplazo el hambre por odio, y el odio lo transformó en lucha.
Es así como en este contexto, la Vanguardia del proletariado la tuvo que asumir el anarco-sindicalismo, con sus limitaciones y su mal entendimiento del anti politicismo, al que muchos estudiosos del movimiento obrero y los propios anarquistas confundieron con el apoliticismo.
Es así como dentro del proceso de la huelga que llevaría al 15 de noviembre, entre aquel comité donde no solo se encontraba la FTRE y la GAT, sino también la COG, que ya en aquella instancia de lucha, plantearía sin descaro la baja de cambio como respuesta “a los intereses populares”, es en esta encrucijada, a palabras del camarada Capelo, que los anarquistas y la propia FTRE editaría un documento en donde se apoyaba la baja de cambio como un interés del proletariado ecuatoriano. El problema aquí estaba en que la baja de cambio favorecía a los burgueses, y al pueblo no. Sin embargo muchos anarquistas en las filas de la FTRE habrían de romper y dejar sus cargos como dirigentes al reconocer la baja de cambio como una punga inter burguesa y anti popular, desenmascarando a los traidores de la COG y su espectáculo pro bancario.
"(…) la Confederación Obrera se entendía con los dirigentes de la Federación. Claro que en un primer momento todo sintieron remordimiento de conciencia por haber aceptado una resolución que no nos correspondía, pero era ya tarde y los acontecimientos se precipitaban en una forma violenta que era imposible controlarlos."[25]
"(…) El doctor Trujillo, como Síndico de huelguistas y Sempértegui, como presidente de la Confederación Obrera del Guayas, votaron a favor del cambio; en cambio, el doctor Puig y yo nos opusimos. Nuestra posición fue tan frontal que después que terminó es Asamblea General se reunió la Directiva de la Federación y entonces yo planteé, ya en una actitud de reclamo, como era posible que nosotros nos hayamos dejado sorprender por la Confederación Obrera del Guayas en esa Asamblea y hayamos cambiando totalmente las tesis que habíamos venido sosteniendo. Nosotros decíamos a mayor hambre, a mayor miseria, mayores reclamos de salarios. No tenemos nada que ver con estas cuestiones de banqueros, economistas y gobernantes, respecto a la incautación de giros, a la baja del dólar, etc. En esa reunión nos vimos obligados ciertos dirigentes, entre ellos yo, a presentar la renuncia porque nosotros no podíamos dirigir un movimiento con el cuál estábamos de acuerdo."[26]
Es aquí donde vemos una falencia terrible en la dirigencia de la FTRE, y no necesariamente porque en su mayoría los líderes de la Federación fueran militantes convencidos al Anarquismo, sino por un lado la presión de la COG y los síndicos burgueses, y por el otro, la falta de cuadros bien formados, de una claridad teórica, política y sobre todo clasista en la cual los dirigentes hubiesen podido profundizar de mejor forma el conflicto.
"(…) se desviarán los reclamos sobre los salarios, el día 13 (…), allí fue que alguien, situado bien atrás de la enorme muchedumbre que había en la sala gritó, de aparecía inofensivo y absurdo a la vez era, sin embargo, el santo y seña, la consigna de los conjurado. La que armó el brazo asesino, he hico el milagro de contagiar esa insana felicidad que arrebata a los malvados que llevan por el mundo una vestidura humana postiza, y una alma depravada y bárbara, como una noche de San Bartolomé.
Lo demás, vino por añadidura. Como la Gran Asamblea de Trabajadores resolvió suspender los reclamos que sobre salarios estaban planteados, con el propósito de coadyuvar a la baja del cambio, era preciso contar una razón contundente que mostrara la buena fe de los muchos remedios urgentes que la situación reclamaba."[27]
A pesar de ello, el pueblo guayaquileño habría de seguir en la senda redentora, pese a los intereses burgueses que emanaban desde los traidores y cobardes que se cobijaban con la bandera del pueblo.
El hecho sobresaliente de la jornada de noviembre fue su espontaneidad, en su momento orientada por los anarquistas, pero a quienes ellos debían obediencia en última instancia era al pueblo, por lo que al final sería el pueblo mismo quien de forma propia, obedezca a la ley natural de la Anarquía, creándose un orden paralelo de armonía y paz entre los trabajadores de la ciudad, quienes organizados en brigadas habrían de mantener el orden, la administración, la circulación, la alimentación sin que el Estado tenga que ver en ello. Quien en su inicio dirigió y protagonizó de forma real en los hechos que terminaron en el 15 de noviembre de 1922 serían los anarquistas.
"El grupo anarquista fue el de los encabezadores, hay que reconocer que ellos guiaron el movimiento."[28]
"(…) Si bien, como decimos, el movimiento era muy joven y no tenía larga experiencia, llama la atención una cosa: hasta donde se conoce no hubo grandes desmanes en Guayaquil cuando la policía se acuartela, hubo un gran control de la ciudad, la ciudad no se deshace, no se arma el caos, (…), sino que los trabajadores a pesar de todo se organizan y demuestran que pueden controlar una ciudad. De alguna manera da la impresión de que, pese a el embrionario que era su organización, toman el poder, un poder regional, solo en la ciudad, pero un poder paralelo. Hecho que se expresa también cuando el gobernador de la provincia, incluso, solicita un salvoconducto, un permiso, para poder transitar con su carro por la ciudad. Esto demuestra la existencia de un poder paralelo, al que hacíamos referencia. Había entonces, un poder del pueblo paralelo a del Estado.
(…) La necesidad creo el orden. Esas brigadas de control se organizaron en ese momento no se pensó en la posibilidad anterior de organizar; pero cuando la ciudad quedó a oscuras, cuando la policía se retiró a los cuarteles, entonces observamos que esta situación podría traer caos dentro de la ciudad y organizamos brigadas para que hicieran la custodia, la vigilancia durante la noche. Dio un magnífico resultado que, como ustedes dicen, estableció un orden que nadie pretendió alterar. La población se sometió a esto y no ocurrieron incidentes, cosa curiosa. Mientras todos los días en la ciudad de Guayaquil había toda clase de contraventores, de delitos, en esos días no ocurrió nada, todo fue orden.
(…) los dirigentes de la FTRE fuimos los primeros sorprendidos del poder que ejercíamos ese momento; no nos dábamos cuenta de lo que teníamos entre manos cuando las autoridades piden autorización a la Federación para circular en sus automóviles (…)."
El tremendo calor de los días guayaquileños, calentaban lentamente la sangre pronta a brindarse generosamente.
El 14 de noviembre, el mismo día en que cerca de 3000 bastardos, hijos de del dolor y el atropello, que con los nombres de Batallón Marañón y Cazadores de los Ríos, habrían de llegar a la ciudad. La orden dada al General Barriga por el presidente Tamayo había sido clara, al día siguiente todo debía estar en calma, cueste lo que cueste.
En la plaza hoy llamada –a palabras de Capelo- 24 de Mayo, desde los balcones de la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros Tomás Briones, se llamaría a expresar la voluntad del trabajo. Los ánimos estaban muy alzados, prestos para la gresca y el combate. El coraje, a la indignación de los trabajadores hacia los oídos sordos del gobierno, los llamaba a armarse no solo de valor, es así que el Dr. Trujillo, "(…) pidió reiteradamente al pueblo, que concurriera sin llevar armas de ninguna clase, rogando la asistencia de mujeres y niños con el fin de alejar toda idea de agresividad (…)".
Pero el día 15 de noviembre el trabajador, la mujer, el anciano, el niño, ya no aguataba más sinvergüencería, era hora que los poderosos temblasen ante el poder del pueblo. La baja de cambio, ni la democracia burguesa[31] eran soluciones verdaderas que pudiesen mejorar la vida del desposeído. En un Guayaquil que tenía entre 50.000 y 60.000 habitantes, cerca de 20.000 y 30.000 –según diferentes referencias- almas proletarias saldrían en aguerrida actitud a escuchar a los orados y a reclamar su verdad. Entre los oradores se encontraba el anarquista Manuel Echeverría, quien arengaría el corazón de los trabajadores a nombre de la Federación, luego, el Dr. Trujillo con su discurso abría de hacer estallar el corazón de las masas, la frase: "¡Compañeros! Ha llegado el día de estar hoy día ya no vestidos de lana de borregos sino con piel de tigre".
Los trabajadores avanzaban por las calles porteñas, querían reclamar a sus compañeros detenidos por las movilizaciones, los querían fuera de la cárcel, y harían lo que fuese para sacarlos. Al instante las balas asesinas silbarían y chocarían en aquellos bellos cuerpos, los despedazarían y bañarían en sangre, a pesar de ello, los trabajadores avanzan en honor a su fuerza y a su causa, las balas no les importaban, estaba cegado, la sed de venganza ante sus compañeros muertos se había apoderado de ellos.
Pronto, se comenzarían a abrir tiendas, a cuya razón pensaban los burgueses se remitía a un saqueo en masa. La razón no era esa, los trabajadores se querían armar para combatir contra el ejército, a los pobres que los encontraron en aquella tarea los fusilarían al instante, quienes lograrían encontrar las armas, quedarían desilusionados, pues los proyectiles estaban celosamente guardados. Todo quien había sido encontrado con algo había sido asesinado brutalmente. Hombres, mujeres, ancianos, niños, todos ellos, cerca de mil Hijos del Pueblo, asesinados cobardemente.
Los ánimos ya caldeados entre los obreros porteños, exigían una salida pronta y que beneficie al pueblo en general. Lamentablemente, una economía mono exportadora como la de nuestro país, siempre ha acarreado problemas en general. Para la época, el cacao era su principal producto de exportación, cuyos mercados de primer orden europeos y norteamericanos eran el destino principal de los grandes cargamentos que salían del puerto. Es así como se inició una industria cacaotera, que aglutinaba a un sin número de trabajadora, principalmente migrados de la Sierra. Con la 1era Guerra Mundial, el precio de cacao se vino al suelo, el dólar machacó al sucre por las malas jugadas de los burgueses agro exportadores y casas bancarias de la época. La producción de cacao doblada, terminó por producir un excedente que difícilmente se podía comercializar en aquellos mercados, además de los durísimos golpes que la economía mundial había sufrido, haría que los principales importadores de nuestro cacao comienzan a sembrar el suyo –en el caso de Inglaterra- o a comprarlo a otros precio. A esto acompaña el aparecimiento de diferentes plagas que diezmaron los sembríos cacaoteros, las plagas conocidas como “La Monilla” o “La Escoba de Bruja”, repercutieron en el marco de la economía nacional.
En vista de esto, se comenzó a producir otros productos para importación, muchos de los cuales –como el arroz, azúcar- no habían formado del todo la idea de un proceso de exportación. Aquí de cierta forma podemos ver como la producción nacional, incluso en aquel tiempo –con mayor razón en la actualidad- no podía satisfacer las demandas del mercado interno, cuyos productos a partir de la llamada “crisis cacaotera” sufrieron un incremente de grandísimas proporciones, encareciendo aún más la vida de la clase trabajadora, a la que en este proceso reemplazo el hambre por odio, y el odio lo transformó en lucha.
Es así como en este contexto, la Vanguardia del proletariado la tuvo que asumir el anarco-sindicalismo, con sus limitaciones y su mal entendimiento del anti politicismo, al que muchos estudiosos del movimiento obrero y los propios anarquistas confundieron con el apoliticismo.
Es así como dentro del proceso de la huelga que llevaría al 15 de noviembre, entre aquel comité donde no solo se encontraba la FTRE y la GAT, sino también la COG, que ya en aquella instancia de lucha, plantearía sin descaro la baja de cambio como respuesta “a los intereses populares”, es en esta encrucijada, a palabras del camarada Capelo, que los anarquistas y la propia FTRE editaría un documento en donde se apoyaba la baja de cambio como un interés del proletariado ecuatoriano. El problema aquí estaba en que la baja de cambio favorecía a los burgueses, y al pueblo no. Sin embargo muchos anarquistas en las filas de la FTRE habrían de romper y dejar sus cargos como dirigentes al reconocer la baja de cambio como una punga inter burguesa y anti popular, desenmascarando a los traidores de la COG y su espectáculo pro bancario.
"(…) la Confederación Obrera se entendía con los dirigentes de la Federación. Claro que en un primer momento todo sintieron remordimiento de conciencia por haber aceptado una resolución que no nos correspondía, pero era ya tarde y los acontecimientos se precipitaban en una forma violenta que era imposible controlarlos."[25]
"(…) El doctor Trujillo, como Síndico de huelguistas y Sempértegui, como presidente de la Confederación Obrera del Guayas, votaron a favor del cambio; en cambio, el doctor Puig y yo nos opusimos. Nuestra posición fue tan frontal que después que terminó es Asamblea General se reunió la Directiva de la Federación y entonces yo planteé, ya en una actitud de reclamo, como era posible que nosotros nos hayamos dejado sorprender por la Confederación Obrera del Guayas en esa Asamblea y hayamos cambiando totalmente las tesis que habíamos venido sosteniendo. Nosotros decíamos a mayor hambre, a mayor miseria, mayores reclamos de salarios. No tenemos nada que ver con estas cuestiones de banqueros, economistas y gobernantes, respecto a la incautación de giros, a la baja del dólar, etc. En esa reunión nos vimos obligados ciertos dirigentes, entre ellos yo, a presentar la renuncia porque nosotros no podíamos dirigir un movimiento con el cuál estábamos de acuerdo."[26]
Es aquí donde vemos una falencia terrible en la dirigencia de la FTRE, y no necesariamente porque en su mayoría los líderes de la Federación fueran militantes convencidos al Anarquismo, sino por un lado la presión de la COG y los síndicos burgueses, y por el otro, la falta de cuadros bien formados, de una claridad teórica, política y sobre todo clasista en la cual los dirigentes hubiesen podido profundizar de mejor forma el conflicto.
"(…) se desviarán los reclamos sobre los salarios, el día 13 (…), allí fue que alguien, situado bien atrás de la enorme muchedumbre que había en la sala gritó, de aparecía inofensivo y absurdo a la vez era, sin embargo, el santo y seña, la consigna de los conjurado. La que armó el brazo asesino, he hico el milagro de contagiar esa insana felicidad que arrebata a los malvados que llevan por el mundo una vestidura humana postiza, y una alma depravada y bárbara, como una noche de San Bartolomé.
Lo demás, vino por añadidura. Como la Gran Asamblea de Trabajadores resolvió suspender los reclamos que sobre salarios estaban planteados, con el propósito de coadyuvar a la baja del cambio, era preciso contar una razón contundente que mostrara la buena fe de los muchos remedios urgentes que la situación reclamaba."[27]
A pesar de ello, el pueblo guayaquileño habría de seguir en la senda redentora, pese a los intereses burgueses que emanaban desde los traidores y cobardes que se cobijaban con la bandera del pueblo.
El hecho sobresaliente de la jornada de noviembre fue su espontaneidad, en su momento orientada por los anarquistas, pero a quienes ellos debían obediencia en última instancia era al pueblo, por lo que al final sería el pueblo mismo quien de forma propia, obedezca a la ley natural de la Anarquía, creándose un orden paralelo de armonía y paz entre los trabajadores de la ciudad, quienes organizados en brigadas habrían de mantener el orden, la administración, la circulación, la alimentación sin que el Estado tenga que ver en ello. Quien en su inicio dirigió y protagonizó de forma real en los hechos que terminaron en el 15 de noviembre de 1922 serían los anarquistas.
"El grupo anarquista fue el de los encabezadores, hay que reconocer que ellos guiaron el movimiento."[28]
"(…) Si bien, como decimos, el movimiento era muy joven y no tenía larga experiencia, llama la atención una cosa: hasta donde se conoce no hubo grandes desmanes en Guayaquil cuando la policía se acuartela, hubo un gran control de la ciudad, la ciudad no se deshace, no se arma el caos, (…), sino que los trabajadores a pesar de todo se organizan y demuestran que pueden controlar una ciudad. De alguna manera da la impresión de que, pese a el embrionario que era su organización, toman el poder, un poder regional, solo en la ciudad, pero un poder paralelo. Hecho que se expresa también cuando el gobernador de la provincia, incluso, solicita un salvoconducto, un permiso, para poder transitar con su carro por la ciudad. Esto demuestra la existencia de un poder paralelo, al que hacíamos referencia. Había entonces, un poder del pueblo paralelo a del Estado.
(…) La necesidad creo el orden. Esas brigadas de control se organizaron en ese momento no se pensó en la posibilidad anterior de organizar; pero cuando la ciudad quedó a oscuras, cuando la policía se retiró a los cuarteles, entonces observamos que esta situación podría traer caos dentro de la ciudad y organizamos brigadas para que hicieran la custodia, la vigilancia durante la noche. Dio un magnífico resultado que, como ustedes dicen, estableció un orden que nadie pretendió alterar. La población se sometió a esto y no ocurrieron incidentes, cosa curiosa. Mientras todos los días en la ciudad de Guayaquil había toda clase de contraventores, de delitos, en esos días no ocurrió nada, todo fue orden.
(…) los dirigentes de la FTRE fuimos los primeros sorprendidos del poder que ejercíamos ese momento; no nos dábamos cuenta de lo que teníamos entre manos cuando las autoridades piden autorización a la Federación para circular en sus automóviles (…)."
El tremendo calor de los días guayaquileños, calentaban lentamente la sangre pronta a brindarse generosamente.
El 14 de noviembre, el mismo día en que cerca de 3000 bastardos, hijos de del dolor y el atropello, que con los nombres de Batallón Marañón y Cazadores de los Ríos, habrían de llegar a la ciudad. La orden dada al General Barriga por el presidente Tamayo había sido clara, al día siguiente todo debía estar en calma, cueste lo que cueste.
En la plaza hoy llamada –a palabras de Capelo- 24 de Mayo, desde los balcones de la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros Tomás Briones, se llamaría a expresar la voluntad del trabajo. Los ánimos estaban muy alzados, prestos para la gresca y el combate. El coraje, a la indignación de los trabajadores hacia los oídos sordos del gobierno, los llamaba a armarse no solo de valor, es así que el Dr. Trujillo, "(…) pidió reiteradamente al pueblo, que concurriera sin llevar armas de ninguna clase, rogando la asistencia de mujeres y niños con el fin de alejar toda idea de agresividad (…)".
Pero el día 15 de noviembre el trabajador, la mujer, el anciano, el niño, ya no aguataba más sinvergüencería, era hora que los poderosos temblasen ante el poder del pueblo. La baja de cambio, ni la democracia burguesa[31] eran soluciones verdaderas que pudiesen mejorar la vida del desposeído. En un Guayaquil que tenía entre 50.000 y 60.000 habitantes, cerca de 20.000 y 30.000 –según diferentes referencias- almas proletarias saldrían en aguerrida actitud a escuchar a los orados y a reclamar su verdad. Entre los oradores se encontraba el anarquista Manuel Echeverría, quien arengaría el corazón de los trabajadores a nombre de la Federación, luego, el Dr. Trujillo con su discurso abría de hacer estallar el corazón de las masas, la frase: "¡Compañeros! Ha llegado el día de estar hoy día ya no vestidos de lana de borregos sino con piel de tigre".
Los trabajadores avanzaban por las calles porteñas, querían reclamar a sus compañeros detenidos por las movilizaciones, los querían fuera de la cárcel, y harían lo que fuese para sacarlos. Al instante las balas asesinas silbarían y chocarían en aquellos bellos cuerpos, los despedazarían y bañarían en sangre, a pesar de ello, los trabajadores avanzan en honor a su fuerza y a su causa, las balas no les importaban, estaba cegado, la sed de venganza ante sus compañeros muertos se había apoderado de ellos.
Pronto, se comenzarían a abrir tiendas, a cuya razón pensaban los burgueses se remitía a un saqueo en masa. La razón no era esa, los trabajadores se querían armar para combatir contra el ejército, a los pobres que los encontraron en aquella tarea los fusilarían al instante, quienes lograrían encontrar las armas, quedarían desilusionados, pues los proyectiles estaban celosamente guardados. Todo quien había sido encontrado con algo había sido asesinado brutalmente. Hombres, mujeres, ancianos, niños, todos ellos, cerca de mil Hijos del Pueblo, asesinados cobardemente.
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